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'Las posibilidades de vender e invertir más en tiempos de incertidumbre', por Gustavo Morales, presidente de Fasecolda

El 24 de enero el Diario Portafolio publicó el artículo 'Las posibilidades de vender e invertir más en tiempos de incertidumbre', escrito por Gustavo Morales, presidente de Fasecolda. En él, el presidente gremial expuso las razones por las cuales la incertidumbre no representa un freno sustancial al crecimiento de la economía.

A continuación, compartimos el artículo.

La economía colombiana decreció en el tercer trimestre de 2023 (julio-septiembre) 0,3%, que en términos anualizados quiere decir que estamos creciendo cerca al 1%.

Aunque aún no se conocen las cifras oficiales sobre el cierre del 2023, los cálculos más optimistas indican que el año tendrá un crecimiento paupérrimo en torno al 1,2% y el pronóstico para 2024 apenas llega al 1,4%.

Aunque la inflación viene disminuyendo tras sus picos pos-pandémicos, aún está más de dos veces por encima de la meta deseada por el Banco de la República, lo que indica que las tasas de interés seguirán altas, inevitablemente, muchos meses más, sumado a que Colombia tiene la tasa de desempleo más alta de América Latina y uno de los déficits fiscales más altos de la región.

En ese contexto, muchos empresarios o gerentes se lo pensarán dos veces antes de embarcarse en nuevos proyectos de inversión, o en negocios con clientes que involucran pago a plazos de bienes o servicios.

El riesgo de que los contratistas incumplan los obras o proyectos, o de que los compradores incumplan los pagos en las fechas previstas, se exacerba en entornos de incertidumbre económica.

La salida sería entonces frenarlo todo, y esperar a que, por obra del espíritu santo, las cosas mejoren, para, por ejemplo, activar, solo en ese momento, esa inversión postergada, o aquel otro nuevo canal de distribución de los productos. Pero esa actitud genera un círculo vicioso, pues si el empresario o gerente no invierte y no vende, no crecerá, y será aplastado por la pasividad económica de su entorno, o por sus competidores visionarios.

Existe otra salida, más inteligente, y de demostrada eficacia. Las compañías de seguros ofrecen al menos dos productos que le darían al empresario, al gerente y al inversionista, la tranquilidad de que, aun en tiempos de incertidumbre, es posible invertir en capital fijo y crecer en ventas.

Un reciente estudio de Swiss Re Institute (septiembre, 2023) demostró que los llamados seguros de cumplimiento y los seguros de crédito facilitan la actividad económica en todo el mundo. De hecho, en muchos países estos dos productos de seguro han crecido mucho, porque las grandes empresas encuentran en ellos el mejor antídoto a la parálisis y el nerviosismo.

El seguro de cumplimiento es muy conocido en el ámbito de la contratación estatal, pues las normas exigen a las entidades estatales exigir garantías de cumplimiento a todos sus contratistas.

Tampoco es exótico en la contratación entre agentes privados -de hecho, el 31% de las primas de cumplimiento se expiden para garantizar contratos privados -, pero podría utilizarse mucho más.

Estas pólizas, que también se usan para garantizar el cumplimiento de regulaciones, normas legales, o procedimientos judiciales, reducen las incertidumbres de gran escala, porque garantizan que los compromisos serán cumplidos.

En el caso de contratos propios de la actividad empresarial, la compañía de seguros, a cambio de una prima pagada por el propio contratista, le pagará al beneficiario de la póliza (usualmente, el ‘dueño’ del proyecto u obra), el siniestro en caso de que dicho contratista incumpla.

Es entonces una muy buena práctica que las empresas inversoras en proyectos complejos le exijan a sus contratistas y proveedores una póliza de este tipo.
El seguro de crédito, por su parte, es de uso muy extendido en Europa, y en Colombia ya hay varias compañías especializadas en ofrecerlo.

En él, la empresa que vende a plazos un producto o servicio (digamos, materiales de construcción), y le concede a su distribuidor o comprador un plazo (digamos de 180 días), busca una protección brindada por una compañía de seguros especializada en seguros de crédito, a cambio de una prima; si el comprador o distribuidor no cumple el plazo acordado, la empresa vendedora recibirá de la compañía de seguros el pago de la deuda pendiente.

Esta estructura de protección es lo que ha permitido que estos dos tipos de seguros sean considerados los grandes facilitadores del comercio y la inversión mundial. Según el citado estudio de Swiss Re Institute, el crecimiento de las primas asociadas a este ramo (5% anual) está asociado a su eficacia como mecanismo de protección y resiliencia en momentos de incertidumbre económica.

Con una ventaja adicional: tanto en el ámbito del cumplimiento contractual, como el del crédito comercial, las compañías de seguros que expiden las pólizas hacen una especie de ‘auditoría’ anticipada, sobre la calidad crediticia o empresarial del contratista, comprador o distribuidor.

Dicho en otros términos, amigo empresario, si aquella empresa de ingeniería que usted pensaba contratar para ampliar su fábrica no fue capaz de conseguir una póliza de cumplimiento, o ninguna compañía de seguros quiso expedirle una póliza a usted para cuidar de los pagos de aquel otro distribuidor, quizá ni esos ingenieros ni esos distribuidores son entes confiables para embarcarse en negocios de largo plazo con ellos.

Las compañías de seguros, expertas en gestión del riesgo, son un extraordinario filtro para saber con quién contratar y con quien no.

De modo que no es tiempo de poner la plata en la caja fuerte y postergar inversiones y ventas para otro momento. La competencia sí lo va a hacer. Es tiempo, más bien, de utilizar al máximo mecanismos como estos seguros de crédito y cumplimiento, para seguir creciendo, seguir vendiendo, en un entorno de tranquilidad y estabilidad.

Sería imperdonable desconocer las virtudes de resiliencia y paz empresarial que estos seguros le brindan a las empresas.