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‘Motos y siniestralidad’, editorial de El Tiempo

Tomado de El Tiempo

En su editorial del primero de febrero de este año, el Diario El Tiempo expresó su preocupación por la alta siniestralidad de las motocicletas.

"A riesgo de sonar reiterativos, hay que volver sobre la tragedia –porque no existe otro término– que ya significa el uso de la motocicleta en el país. Y particularmente en Bogotá, donde un reciente informe habla de cómo la siniestralidad en estos aparatos deja más víctimas que el covid-19. En 2023, 243 usuarios murieron mientras se desplazaban en ellas, esto es, casi el 45 por ciento de los fallecimientos en incidentes viales en un solo año.

Este tipo de hechos va de la mano de un crecimiento exponencial de la moto. Según reportes de la Fundación Ciudad Humana, en Bogotá ya circulan alrededor de un millón y la cifra tiende a crecer. Si bien el principal argumento para su uso es la falta de alternativas de transporte público o la rapidez para movilizarse, también lo es que su adquisición es sencilla, sin requisitos especiales ni condiciones contundentes.

Lo anterior hace que muchas personas se vean tentadas a adquirir un aparato de estos sin la suficiente experiencia, lo cual explicaría que el mayor número de muertes se esté dando en el rango de edades entre los 20 y 30 años. Y claro, la moto también se ha convertido en una herramienta de trabajo para miles de personas, particularmente domiciliarios, que acuden a ella muchas veces presionados por las mismas plataformas que les exigen rapidez y cumplimiento.

Esa cadena está entre las causas que alimentan el número de tragedias. Pero, como lo hemos repetido de forma insistente, también hay una gran responsabilidad de los motociclistas. Cuando no es la falta de pericia, es la imprudencia, el incumplimiento de normas mínimas como respetar el semáforo o los límites de velocidad, y entender que la moto es uno más de los actores viales en la calle, donde el más vulnerable es el peatón.

Aclarado esto, es preciso advertir que muchas siniestralidades en moto, con muertos y heridos, tienen como responsables a otros, particularmente al transporte de carga. Al igual que los ciclistas, el motociclista es también frágil en el espacio público, algo que deben tener en cuenta los demás conductores y, por supuesto, ellos mismos.

Resulta inaceptable que como sociedad sigamos indiferentes ante el hecho dramático de que en el país 14 personas pierden la vida a diario en una moto, el 60 por ciento del total de muertes que ocurren cada 24 horas en percances viales. Es una pandemia que destroza hogares, golpea las finanzas públicas y nos deja ante el mundo como uno de los países con más fatalidades viales absolutamente prevenibles.

Y hacia allá hay que hacer el llamado enérgico: las autoridades están en mora de asumir este tema con el rigor y urgencia que merece. Hay que plantear estrategias de fondo que combinen la pedagogía con la mano dura. No se puede ser condescendiente con un sector que si quiere más beneficios de los que ya tiene, debe retribuirlos con un comportamiento responsable y ético en calles y avenidas. Una exigencia que también aplica a todos los actores en la vía.

Ojalá que la jornada de ayer, sin carro y sin motos, haya permitido una reflexión al respecto. Es doloroso tener que registrar a diario la pérdida de una vida o las secuelas permanentes que dejan este tipo de desgracias, fácilmente evitables si se actúa con una alta dosis de conciencia y respeto".